LA SANTISIMA TRINIDAD
Padre, Hijo y Espíritu Santo
Tres Personas distintas, Un solo Dios Verdadero
Dios, Nuestro Señor, es el Ser infinitamente bueno, misericordioso, sabio, poderoso, justo, principio y fin de todas las cosas. "Yo soy el que soy" (Ex 3,14)
La Santísima Trinidad es el mismo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas en un solo Dios verdadero. "Fuimos elegidos según el previo conocimiento de Dios Padre, con la acción del Espíritu para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su sangre" (1Pe 1,2)
Dios Padre Creador, Dios Espíritu Santo Santificador, Dios Jesucristo Hijo Redentor
Las tres Personas de la Santísima Trinidad son realmente distintas, aunque son un solo Dios verdadero. En Dios hay una sola naturaleza, un solo entendimiento y una sola voluntad.
"La gracia de Nuestro Señor Jesucristo y la caridad de Dios Padre y la participación del Espíritu Santo, sea con todos vosotros" (2 Cor 13,13)
EL PADRE: es el Principio de Vida, de quien todo procede. Se le atribuye la Creación.
EL HIJO: procede eternamente del Padre, como engendrado por Él, y asumió en el tiempo una naturaleza humana por nuestra salvación. Se le atribuye La Redención.
EL ESPIRITU SANTO: es enviado por el Padre y el Hijo, como también procede de ellos, por vía de voluntad, a modo de amor. Se manifestó primero en el Bautismo y en la Transfiguración de Jesús y luego el día de Pentecostés sobre los discípulos; habita en los corazones de los fieles con el don de la caridad (Ef. 4,30). Se le atribuye la Santificación
La Santísima Trinidad es el mismo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas en un solo Dios verdadero. "Fuimos elegidos según el previo conocimiento de Dios Padre, con la acción del Espíritu para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su sangre" (1Pe 1,2)
Dios Padre Creador, Dios Espíritu Santo Santificador, Dios Jesucristo Hijo Redentor
Las tres Personas de la Santísima Trinidad son realmente distintas, aunque son un solo Dios verdadero. En Dios hay una sola naturaleza, un solo entendimiento y una sola voluntad.
"La gracia de Nuestro Señor Jesucristo y la caridad de Dios Padre y la participación del Espíritu Santo, sea con todos vosotros" (2 Cor 13,13)
EL PADRE: es el Principio de Vida, de quien todo procede. Se le atribuye la Creación.
EL HIJO: procede eternamente del Padre, como engendrado por Él, y asumió en el tiempo una naturaleza humana por nuestra salvación. Se le atribuye La Redención.
EL ESPIRITU SANTO: es enviado por el Padre y el Hijo, como también procede de ellos, por vía de voluntad, a modo de amor. Se manifestó primero en el Bautismo y en la Transfiguración de Jesús y luego el día de Pentecostés sobre los discípulos; habita en los corazones de los fieles con el don de la caridad (Ef. 4,30). Se le atribuye la Santificación
Creemos en un solo Dios, en un solo Señor, Jesucristo y en el Espíritu Santo: Es el dogma fundamental de nuestra fe.
Creer no es sólo saber y entender, creer sobre todo es vivir. El misterio se cree y se adora. Por eso creer en la Trinidad es intentar vivir el misterio múltiple y único de Dios-Amor, que se manifiesta en nuestra vida. La Trinidad es la expresión de la profunda vitalidad divina y la raíz del amor que está en nosotros. Dios es amor, Dios es comunión y por eso cuando amamos, y acogemos a nuestros hermanos, nos sentimos felices, pues estamos realizando una relación de comunión, donde vibra el amor infinito de Dios.
Celebrar la Trinidad es descubrir que la fuente de nuestra vida es un Dios-comunidad; es sentirnos llamados a buscar nuestra verdadera felicidad en compartir lo que somos y tenemos con nuestros hermanos. No descansaremos hasta que podamos disfrutar de ese amor compartido y encontrarnos todos en esa comunidad en la que cada uno pueda ser sí mismo en plenitud, en solidaridad total con el otro. El modelo supremos y fundamental de comunidad es la Trinidad, donde el amor y la obediencia constituyen los pilares fundamentales; éstos deben ser también los elementos que estructuren nuestra comunidad.
Siempre al levantarnos, al salir de casa, al iniciar nuestras actividades cotidianas, al despedir nuestros familiares y amigos, al viajar, etc., invoquemos esa fórmula maravillosa que nos sugiere la liturgia: "EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO". (JM)
Creer no es sólo saber y entender, creer sobre todo es vivir. El misterio se cree y se adora. Por eso creer en la Trinidad es intentar vivir el misterio múltiple y único de Dios-Amor, que se manifiesta en nuestra vida. La Trinidad es la expresión de la profunda vitalidad divina y la raíz del amor que está en nosotros. Dios es amor, Dios es comunión y por eso cuando amamos, y acogemos a nuestros hermanos, nos sentimos felices, pues estamos realizando una relación de comunión, donde vibra el amor infinito de Dios.
Celebrar la Trinidad es descubrir que la fuente de nuestra vida es un Dios-comunidad; es sentirnos llamados a buscar nuestra verdadera felicidad en compartir lo que somos y tenemos con nuestros hermanos. No descansaremos hasta que podamos disfrutar de ese amor compartido y encontrarnos todos en esa comunidad en la que cada uno pueda ser sí mismo en plenitud, en solidaridad total con el otro. El modelo supremos y fundamental de comunidad es la Trinidad, donde el amor y la obediencia constituyen los pilares fundamentales; éstos deben ser también los elementos que estructuren nuestra comunidad.
Siempre al levantarnos, al salir de casa, al iniciar nuestras actividades cotidianas, al despedir nuestros familiares y amigos, al viajar, etc., invoquemos esa fórmula maravillosa que nos sugiere la liturgia: "EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO". (JM)
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